Confesiones de un Astrólogo

 
 
Tengo que confesar, no sin cierto pudor, que cuando comencé a interesarme por la Astrología, veía a esta con cierta desconfianza y escepticismo, soy una persona que acostumbra a cuestionarse absolutamente todo, buscando cualquier sombra de duda que me permita profundar en la raíz y en la esencia subyacente de cualesquiera que fueran, fuesen o sean las disquisiciones vitales que pueden o pudieran presentárseme, ya sean estas en el ámbito político, histórico, cultural, social, económico, espiritual o religioso, es por ello que trato siempre de buscar un patrón lógico y racional a cualquier fundamento de carácter mas bien místico, esotérico, filosófico y/o abstracto.
 
La naturaleza de mi propia realidad personal es contradictoria, me considero afortunado al gozar de una gran intuición que con el tiempo, va perfeccionándose y afinándose convirtiéndose en una eficaz herramienta en el complejo viaje de la vida; pero los mecanismos de la intuición en su mayor parte “inconscientes”, tiene una difícil cabida en la parte de mi naturaleza netamente racional. 
 
Carl Gustav Jung en alguna de sus magnificas obras, trataba infructuosamente de diseccionar los mecanismos de la intuición, aun hoy en día es difícil dar cuenta de una explicación empírica y científica a como funciona la intuición humana, y sobre todo que nos permita minimizar el margen de error que nos convirtiendo en ocasiones en victimas y prisioneros de la misma.
 
También he de confesar, sin atisbo de falsa modestia, que en perfeccionamiento del saber y/o conocimiento astrológico, uno va alcanzando cierto grado de excelencia, que finalmente permite con una rápida mirada a una Carta o Tema Natal, conocer aspectos, elementos y circunstancia de la vida de una persona, de las que el propio consultante no es aun plenamente consciente o simplemente ignora, es como tener un escaneado de esa persona en diferentes niveles que te permiten contemplar la mayor parte de la esencia misma de esa persona, por eso en la mayoría de las ocasiones me incomoda gozar de tantísima información sobre un absoluto desconocido y lo que es peor, me hace enfrentarme a la diatriba de como discriminar lo que el consultante debe saber y lo que no, y en que términos exponerlo y plantearlo; el buen astrólogo se enfrenta a infinidad de problemas en este ámbito, la prudencia y la sabiduría las mayores aliadas en estos casos.
 
Como quiera que sea, en lo personal, la astrología se ha convertido para mi en una útil herramienta, que me permite dotar de solidez a los caprichos de mi intuición, esto es, siempre que la intuición de un acontecimiento importante o sobre esta o aquella persona me embarga tiendo a cuestionar la propia naturaleza de esa profusa impresión intuitiva, negándomela a mi mismo, aquí entra en juego el saber astrológico, que me permite en algunas ocasiones confirmar o descartar la validez de mi propia intuición, como les digo todo un  privilegio el haber dedicado tanto tiempo y esfuerzo a profundizar en el conocimiento y saber astrológico, y como siempre me digo a mismo, la astrología sirve a las personas y debiera ser un instrumento de mejora social, pero en el actual clima de desinformación, caos informativo y falsos astrólogos, siempre me quedara el consuelo de saber que la astrología siempre me servirá sobre todo a mi mismo. 
He de confesar, no sin cierto pudor, que cuando comencé a interesarme por la Astrología, veía a esta con cierta desconfianza y escepticismo, soy una persona que acostumbra a cuestionarse absolutamente todo, buscando cualquier sombra de duda que me permita profundar en la raíz y en la esencia subyacente de cualesquiera que fueran, fuesen o sean las disquisiciones vitales que pueden o pudieran presentárseme, ya sean estas en el ámbito político, histórico, cultural, social, económico, espiritual o religioso, es por ello que trato siempre de buscar un patrón lógico y racional a cualquier fundamento de carácter mas bien místico, esotérico, filosófico y/o abstracto.
 
 
La naturaleza de mi propia realidad personal es contradictoria, me considero afortunado al gozar de una gran intuición que con el tiempo, va perfeccionándose y afinándose convirtiéndose en una eficaz herramienta en el complejo viaje de la vida; pero los mecanismos de la intuición en su mayor parte “inconscientes”, tiene una difícil cabida en la parte de mi naturaleza netamente racional. 
 
 
Carl Gustav Jung en alguna de sus magnificas obras, trataba infructuosamente de diseccionar los mecanismos de la intuición, aun hoy en día es difícil dar cuenta de una explicación empírica y científica a como funciona la intuición humana, y sobre todo que nos permita minimizar el margen de error que nos convierte en ocasiones en victimas y prisioneros de la misma.
 
 
También he de confesar, sin atisbo de falsa modestia, que en perfeccionamiento del saber y/o conocimiento astrológico, uno va alcanzando cierto grado de excelencia, que finalmente permite con una rápida mirada a una Carta o Tema Natal, conocer aspectos, elementos y circunstancia de la vida de una persona, de las que el propio consultante no es aun plenamente consciente o simplemente ignora, es como tener un escaneado de esa persona en diferentes niveles que te permiten contemplar la mayor parte de la esencia misma de esa persona; por eso en la mayoría de las ocasiones me incomoda gozar de tantísima información sobre un absoluto desconocido y lo que es peor, me hace enfrentarme a la diatriba de como discriminar lo que el consultante debe saber y lo que no, y en que términos exponerlo y plantearlo; el buen astrólogo se enfrenta a infinidad de problemas en este ámbito, la prudencia y la sabiduría las mayores aliadas en estos casos.
 
 
Como quiera que sea, en lo personal, la astrología se ha convertido para mi en una útil herramienta, que me permite dotar de solidez a los "caprichos" de mi intuición, esto es, siempre que la intuición de un acontecimiento importante o sobre esta o aquella persona me embarga, tiendo a cuestionar la propia naturaleza de esa profusa impresión intuitiva, negándomela a mi mismo, aquí entra en juego el saber astrológico, que me permite en algunas ocasiones confirmar o descartar la validez de mi propia intuición, como les digo todo un  privilegio el haber dedicado tanto tiempo y esfuerzo a profundizar en el conocimiento y saber astrológico, y como siempre me digo a mismo, la astrología sirve a las personas y debiera ser un instrumento de mejora social, pero en el actual clima de desinformación, caos informativo y falsos astrólogos, siempre me quedara el consuelo de saber que la astrología siempre me servirá sobre todo a mi mismo.